Relato Gay – Follado por el vigilante del instituto

Esa noche había salido con mi novio (actual ex) en busca de tema y lo encontramos cuándo ya íbamos de regreso a casa al pasar frente a un colegio, en dónde me terminaron follando en un salón de actos.

En las horas previas no conseguimos nada interesante que me despertara nuestro morbo, así que decidimos irnos caminando a casa.

Eran cerca de las 00:00 horas y pasamos frente a un instituto de secundaria y en la caseta de vigilancia de la entrada había un hombre que nos saludó:

-Buenas noches chavales ¿Tenéis un cigarro?
-No fumamos, lo siento.
-Joder. Los míos se acabaron y estoy aquí solo la noche entera.

En vista de la simpatía del vigilante, mezclada con que no teníamos nada que hacer, comenzamos a conversar con él cosas de triviales.

Era alto, 1.80 mts aproximadamente, de tez morena, fornido y con un paquete bien marcado.

Mirada cómplice entre mi novio y yo con la que nos dimos señal para avanzar.

Cuándo nos preguntó qué andábamos haciendo le dijimos que salimos a buscar diversión pero no encontramos a un tercero.

-Pues aquí me tenéis y si queréis podemos divertinos.
-Venga tío, claro que sí.

Nos abrió la puerta y entramos al instituto. Pasamos a un salón de actos que tenía en un rincón un montón de colchonetas que extendimos en el suelo.

El vigilante se abrió el pantalón y se sacó su polla. Era gruesa, oscura, con venas marcadas y de unos 21 centímetros. La tenía dura y le palpitaba.

Mi novio y yo nos pusimos de rodillas y comenzamos a mamar aquella polla entre los dos mientras terminamos de quitarle el pantalón.

Era difícil de comer aquella polla entera pero el tío lo disfrutaba y nos agarraba por la cabeza mientras uno se la comía el otro le chupaba los huevos.

Nos desnudamos los tres y nos tumbamos en las colchonetas haciendo un triple 69, un triángulo de mamadas, mejor dicho.

Yo le comía la polla al vigilante, él le comía la polla y el culo a mi novio y éste me comía a mi ensalivando mi culo y metiéndome los dedos para irme preparando para ser follado.

El tío quería follarnos a los dos. Pero mi novio tuvo miedo de aquella gran polla, por lo que quedó sólo para mi.

Nos pusimos de pie y me incliné apoyado sobre el escritorio del profesor dejando mi culo en pompa.

El vigilante se agachó para chupar mi culo mientras se puso el condón y mi novio sacó el lubricante con el que bañó aquella polla negra.

Se levanta, mi novio lo ayuda abriendo mi culo con sus manos dejando el agujerito expuesto que no tardó en ser invadido por el glande hinchado haciéndose paso para entrar.

Lo fue metiendo despacio hasta que estuvo todo dentro. Lo sentía palpitar dentro de mi culo.

Cuándo sentí que ya estaba bien dilatado le di señal de que podía bombearme con su polla. La intensidad fue aumentando. Me agarraba por la cintura y me embestía. Era puro placer lo que sentía.

Mi novio lleno de morbo estaba sentado en piso haciendo fotos con el móvil de aquella polla negra entrando en mi culo blanco y se pajeaba. Lo disfrutaba. Y nos gustaba tener recuerdos de esos encuentros morbosos.

Le digo que se levante y se sienta encima del escritorio frente a mi y comienzo a comerle la polla mientras el vigilante me folla duro.

Cuándo el vigilante estaba a punto de correrse sacó su polla de mi culo, se quitó el condón y me dio un baño de leche con tanta presión que me bañó la espalda y la parte de atrás de la cabeza.

Casi al mismo tiempo mi novio se corrió en mi boca y yo lo hice en el suelo.

Limpiamos todo y nos fuimos. Algún par de veces los volvimos a ver en la calle y frente al colegio, pero todo quedó en un saludo con miradas cómplices y nunca más repetimos con él.

Relato escrito por: Luis Rodriguez

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